Si la única víctima de la hostilidad de Donald Trump hacia la energía solar y eólica son los inversores en energías renovables y la temperatura global, entonces sus travesuras parecen destinadas a continuar. Pero el impacto energético también ha traído problemas más cercanos a la vida cotidiana.
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Si la única víctima de la hostilidad de Donald Trump hacia la energía solar y eólica son los inversores en energías renovables y la temperatura global, entonces sus travesuras parecen destinadas a continuar. Pero el impacto energético también ha traído problemas más cercanos a la vida cotidiana.